La vida embrionaria y la vida infantil contienen la salud del adulto. Es por esto que en el Montessori de la Montaña se prepara un ambiente de
armonía, paz y tranquilidad, rodeado de áreas verdes y un importante material de desarrollo.
El niño tiene la necesidad de tocar las cosas y de trabajar con ellas. Un día el adulto explicará al niño que tendrá que ser responsable de sus
propios actos, pero esta responsabilidad tiene como base primordial un plan completo de relacionarse entre las acciones y un juicio sobre ellas.
En efecto, para asumir cualquier responsabilidad, es preciso tener la firme convicción de que se es dueño de sus propias acciones y tener confianza
en sí mismo.
Sembrar en cada uno la conciencia de que no hay piedra que tiremos sin que el Universo vibre.